Reciclando metales como el acero o el aluminio, se puede llegar a ahorrar entre un 30 y un 70% de energía. Materiales de metales como motores, herramientas, cables, latas de bebidas, tapones de botellas y envases, y cualquier otro producto originado del metal, los cuales se pueden reciclar, ya que la mayor parte de ellos se pueden fundir y volver a procesarse creando nuevos materiales.